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miércoles, 15 de noviembre de 2017

Mis miedos como mamá primeriza de gemelos

Hoy el post va de confesiones. Sí.

Esos miedos irracionales que creo que tanto las mamás de gemelos, como las de un solo bebé tienen durante el embarazo, o una vez ya han nacido los bebés, según nos vamos enfrentando a nuevas situaciones.

Yo personalmente antes de que nacieran pocos miedos tenía, más bien pensaba que ya se irían viendo las cosas una vez nacieran.
A excepción de si el carro gemelar me cabría en el ascensor, como ya os conté en esta entrada.

Me imagino que tantas preocupaciones me dio el embarazo en sí, como para pensar en como me las iba a apañar una vez nacieran. 


Ahora bien, una vez con mis bebés en brazos me entraron bastantes miedos.

El primero de ellos era como me las iba a arreglar para subirlos y bajarlos del coche cuando fuera sola con ellos.

No paraba de pensar: " A ver si mientras meto al primero, alguien pase por ahí y se me lleva al otro". 
Claro ahora lo pienso y me rio.
Pero al final, me acostumbré y encontré la forma más cómoda y rápida para hacer todo el ritual de mete a uno, al otro, sube y baja el carro,...y vamos hago todo eso sin que hasta la fecha me hayan robado a ninguno. 😂


El segundo vino cuando a partir de los dos meses y medio más o menos tenía que estar sola para darles el biberón. 

¿Porque a los dos meses y medio y no antes?
Porque al principio nos trasladamos a casa de mi madre una temporada para que yo pudiera tener ayuda hasta que me hiciera con la situación.

Así, que cuando tenían dicha edad nos volvimos a casa.
La manera en que lo hacía, (que ya iba practicando en casa de mi madre antes de irnos) era poner a cada uno en su amaquita y enchufarles el bibe. 




Pues bien, lo hacía y sin ningún problema. Ellos se tomaban su bibe muy bien e incluso más o menos terminaban a la vez. 

Pero aún así cada vez que me enfrentaba a la situación, no podía evitar que ciertos miedos me invadieran la mente: "Que si uno se ponía a llorar y me tocaba cojerlo a ver que hacía con el otro, que si uno no quería comer..." 

Cosas que no pasaban pero siempre estaban en la mente. 
Cuando llegaba mi marido a casa y sabía que me ayudaría en la siguiente toma sentía un alivio inmenso. 

Hasta que pasaron las semanas y ya casi que lo hacía con los ojos cerrados.
Y cuando ya por fin, estaba acomodada en mi situación, venían más cambios y vuelta a los miedos.

Tocaba empezar con la alimentación complementaria: ¿y como lo iba a hacer sola con los dos?
No os voy a engañar. Al principio venía mi madre a ayudarme. Porque había que cojerles en brazos y lloraban y era complicado.

Luego dejó de venir, y de la manera que me apañaba era dándole primero a uno en la cocina y al otro lo dejaba en el salón entretenido viendo Pocoyó.
Así funcionaba bien, pero una vez más cada vez que se acercaba el momento empezaba a temblar:¿Y si el primero tarda mucho o no quiere comer y el otro empieza a llorar y no lo puedo atender?

Pues nada, al final nunca pasaba nada de eso. Porque ya os digo que eran todo miedos irracionales. Porque además, que vaya por delante que mis hijos son de muy buen comer y raras veces cierran la boca. Así que mis miedos no dejaban de ser un sin sentido.

Y cuando ya esto lo tenía todo controlado e incluso ya les daba la comida a los dos a la vez, cada uno sentado en su trona, de repente llegan nuevas situaciones.

A mi marido le cambian los horarios y lo ponen a trabajar a turnos, con noches incluidas.
¿Y ahora como me las iba a apañar para dormirles? ¿y si se ponen a llorar? ¿y si se despiertan el uno al otro? 


Y que vaya una vez más por delante, que mis hijos en general, no han dado guerra para dormir. Pero los miedos siguen siendo inevitables.

Por aquel entonces se dormían en brazos, así que cada uno dormía a un niño.
Una vez más, me salvó Pocoyó. 

Mientras dejaba a uno en el salón, dormía al otro en la habitación que nunca solía tardar más de diez minutos y luego dormía al segundo.

Pero por una parte, me sentía fatal de dejarme a mi hijo solo en el salón ya de noche muerto de sueño, y por otra, pues el miedo a que el plan no funcionara siempre estaba ahí. 





Después pasó el tiempo y el ritual iba cambiando ya se dormían solos en la hamaca mientras cenábamos y los subía ya dormidos. Incluso hubo una temporada que se dormían solos en la cuna pero que por desgracia duró poco.

Pero una vez más, salimos del paso sin grandes dificultades. 


Porque al final, a las mamás no nos queda otra que adaptarnos a las situaciones, y no se si será verdad o no eso de que tenemos superpoderes, pero la que sí es cierto es que siempre nos las terminamos apañando bien y de una forma u otra salvamos la situación.
 

Ahora bien, os confieso que a fecha de hoy aún tengo dos miedos pendientes:
 
-El primero es ir sola a la pediatra cuando hay que vacunarlos, ya que se ponen a llorar y no me gusta dejarme al primero llorando desconsolado porque enseguida tengo que cojer al otro ya que es su turno.
A consulta normal sí que voy sola pero a revisiones para que los vacunen de momento no me atrevo.

- Y el segundo es ir sola con ellos al parque. Cada uno tira hacia un lado y no hacen ni caso. 

Pero vamos, como todos los niños de estas edades y será otra circunsatncia que terminará pasando. Pero de momento paso completamente de enfrentarme sola a esta situación.

Y ahora, os ha llegado el turno a vosotras tanto mamás de gemelos, de uno o varios de distintas edades ¿cuales han sido vuestros miedos que os atormentaban? ¿los habeis superado o todavía luchais contra ellos?

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