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domingo, 10 de diciembre de 2017

Ya llegó la navidad

A estas alturas de diciembre, ya tenemos el ambiente navideño en nuestras ciudades: Decoración en las calles, artículos y alimentos navideños en las tiendas y grandes superfícies, belenes y árboles de navidad en las plazas de los ayuntamientos de nuestras localidades, etc...

A mi personalmente la navidad me encanta. No me lo puedo remediar, todo lo relacionado con la navidad me llega en lo más profundo de mi ser.

Sí, lo sé en estas fechas me convierto en un espíritu navideño con patas. 




Pero el árbol de navidad, los villancicos, los regalos debajo del árbol, la chimenea, el frío de la época,...me produce paz y tranquilidad.
Y ya no te digo si viviera en una ciudad que además nevara.

Me transmite una especia de nostalgia familiar, me recuerda a los familiares que ya no estan, me transporta a mis navidades de cuando era pequeña. Pero todo esto con alegría. Es una nostalgia que me conecta con mis raíces.

Unas semanas antes de que llegue la navidad me encuentro especialmente alegre y me encanta involucrarme en todos los preparativos de estos días: la decoración de la casa, comprar los regalos, empaquetarlos,...
De lo único que no me ocupo son de las comidas, ya que siempre vamos a casa de nuestros familiares. Pero la verdad, no me importaría para nada ocuparme también de estas cosas.

Y si hay algo que me hace especial ilusión en estas fechas, para mí es sin duda la noche de los Reyes Magos.

Es increíble ver la ilusión que muestran los niños esa tarde-noche y como muchos adultos ( yo me incluyo) nos dejamos contagiar de esa ilusión y por un día nos impregnamos de la magia que se respira en las calles, con las carrozas, camellos, los Reyes...y por un momento hasta volvemos a creer en Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente.

 


Yo recuerdo, al dedillo como vivía la noche de Reyes cuando era niña:

La cabalgata, esperar a los Reyes a que salieran al balcón del ayuntamiento y cantarles una tradicional canción popular de mi pueblo, que dice así:

"Tirorí, tirorí, senyor rei, jo estic ací, palla i garrofes, tot per al seu rossí, casques i avellanes, tot per a mi."

Y si no la cantamos los Reyes no nos traen nada.😀

También recuerdo con nostalgia cómo les dejábamos en el balcón de casa, antes de acostarnos una copa de champany y un puro para cada Rey y una naranja para cada uno de sus camellos.
Y luego nos íbamos a la cama con los nervios a flor de piel

Con la emoción que nos despertábamos al día siguiente y íbamos mi hermana y yo corriendo hacia el salón para abrir los regalos. Y ya no era el regalo en sí. Era la ilusión de pensar que los Reyes Magos de Oriente habían estado en tu casa para traértelos.

Pues bien, desde que soy mamá todo esto lo estoy reviviendo con muchísima más ilusión si cabe.
Una de las cosas que me parecen más bonitas de la maternidad es el hecho de poder volver a hacer las cosas que hacía cuando era niña y volver a disfrutarlo todo viendo como lo hacen ellos.

Su cara de ilusión y entusiasmo que ponen cada vez que descubren algo nuevo, desde mi punto de vista no tiene precio.

Quiero transmitirles a mis hijos toda esa ilusión por la navidad y los Reyes Magos.
Quiero que crean en la magia y que se ilusionen con ella porque solo se es niño una vez en la vida. 

Y luego esa inocencia se pierde para siempre.

Quiero conseguir, al igual que mis padres lo han hecho conmigo, que cuando sean mayores recuerden el día de Nochebuena o el día de Reyes de su infancia con tanta añoranza y alegría como lo recuerdo yo. 


¿Y a vosotros os gusta la navidad tanto como a mi? ¿como tenéis pensado pasarla este año?

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