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martes, 10 de abril de 2018

Mi primera media maratón

En el último post que publiqué el año pasado y que podéis leer aquí, os hablaba de mi gran reto para este año 2018. 
Pues bien, hoy vengo muy feliz a contaros que: "Reto conseguido!"
Por fin he corrido mi primera media maratón. 



Muchas veces he leído a "expertos runners" decir que cuando te enfrentas a una distancia larga como una media maratón o una maratón, lo realmente difícil es ponerse en la línea de salida. Una vez estas en ella, el trabajo duro está hecho y solo queda disfrutar.
Y yo os aseguro que en mi caso ha sido así totalmente.

Los entrenamientos no han sido fáciles, por una parte tuve un parón importante debido a un resfriado que no me quité de encima en todo el mes de enero y que me tenía en mis horas más bajas. Durante ese mes salí muy poco a entrenar y cuando lo hacía no rendía bien.

Después de esto me planifiqué el entrenamiento y no fallé. 

Pero la verdad es que con dos niños de 20 meses que te roban casi toda la energía, hay días que no te apetece salir a entrenar porque cuando tienes un rato de tiempo solo piensas en descansar y no en salir a correr para luego llegar a casa y seguir corriendo para atender todas sus necesidades.

Pero como yo, que no soy la más rápida corriendo pero que a constante y comprometida no me gana nadie, muchos días saqué las fuerzas de donde no las tenía y como os he dicho anteriormente cumplí con mi plan de preparación.
 

Llegué a la fecha siendo consciente de que estaba preparada para afrontar la distancia,pero muy justa.
Es decir, siempre y cuando no hubiera ningún percance importante y sobre todo mantuviera mis ritmos y no me quemara dejándome arrastrar por la emoción. Si hacía eso, como a veces me ha pasado en otras carreras, en esta ocasión no terminaría porque para mi 21 kilómetros son demasiados como para poder aguantarlos en malas condiciones.

Aún así me puse en la línea de salida bastante tranquila sabiendo perfectamente cuales eran mis límites y lo que tenía que hacer.
Una de mis estrategias era ponerme pequeños objetivos durante la carrera porque si me ponía como objetivo directamente llegar a meta me podía venir abajo rápidamente.


Así que seguí mi plan:

El primer objetivo era llegar a los 5 kilómetros encontrándome estupendamente, con toda la energía y con pulsaciones muy moderadas, y así fue.

El siguiente era llegar al 7 y ya tenía el primer tercio 
de carrera hecho. 

Después llegar al 11, y ya habíamos superado la mitad.

Además al llegar a esta distancia me seguía encontrando bien a pesar de que había intensificado bastante el ritmo.

Pero de repente entre el kilómetro 12 y 13 me empecé a encontrar un poco mal y fatigada, me entró algo de bajón. (La verdad, es que en distancias largas te da tiempo a pasar por distintos momentos físicos y psicológicos, y aunque yo tuve buenas sensaciones en general, inevitablemente también hubieron momentos de bajón).
Miré el ritmo que llevaba y vi que lo mantenía bien. Así que eso junto a que de repente vino un tramo de bajada me hizo recuperar el ánimo y el aliento.


Con estas, me puse a pensar en el siguiente objetivo que eran los 14 kilómetros en el que ya llevaría el segundo tercio de carrera.

Una vez llegué a este estuve pendiente de tomarme el gel antes de llegar al siguiente.
Y entre ir sacando el gel del bolsillo y tomarlo ya me planté en el kilómetro 15, que para mi es un kilómetro un poco psicológico, que a pesar de que aún queden 6 por delante empiezas a visualizar ya la meta más de cerca.

Y pensando en esa meta me dio subidón y llegué al 16 en un suspiro. Pero a mitad de este me tocó encarar una cuesta bastante pronunciada, así que apreté los dientes y tiré para adelante con la poca energía que ya iba quedando.
Al terminar dicha cuesta, estaba ya en el paseo de la playa y ya íbamos en línea recta hasta el final.


Con el cansancio acumulado intenté disfrutar de las maravillosas vistas y dejar que zancada tras zancada fueran cayendo los pocos kilómetros que quedaban.
Y lo llevé bien, bajando el ritmo y adelantando a otros participantes.

Pero de repente pasó algo que me descolocó: El garmin me avisaba de que había llegado al kilómetro 20, pero no veía por ningún lado la paleta marcando dicho kilómetro, solo hacía que buscarla y no la encontraba y pensé que no la habían puesto.

Pero cuando ya llevaba 300 o 400 metros desde que me había avisado el garmin, de repente vi la paleta marcando dicho kilómetro, y me dio un bajón impresionante pensar que aún me quedaba el último kilómetro entero y esto me hizo perder el ritmo.

Finalmente era la paleta que estaba mal colocada y al momento ya estaba encima de la meta. Cuando vi a mi marido y a mis hijos a unos 200 metros de esta no me pude contener, verlos a ellos en esa meta...hizo que se me saltaran las lágrimas. 




Y os parcerá una tontería, pero para mi fue un gran esfuerzo que por supuesto tuvo su merecida recompensa y eso me hizo emocionarme muchísimo y sentirme muy orgullosa de mi misma.

Estaba muy feliz, por fin había conseguido mi ilusión de correr una media maratón, además la hice bien y la pude disfrutar sin sufrir más de la cuenta. Con el tiempo más o menos previsto: 2h:09 min.

Esto ha hecho que me sienta fuerte y con más ganas de seguir corriendo, seguir superándome a mi misma y seguir enfrentándome a este tipo de pruebas, que aunque por momentos me arrepiento de ponerme yo sola en estos lios, es cruzar la meta y se me olvida todo el sufrimiento pasado. Además que ponerme en estos lios me da la vida!

Y hasta aquí mi crónica, nos vemos en la siguiente meta?

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